jueves, 28 de enero de 2010

Día 20: Un halo de esperanza

Son las 13 horas. Acaban de anunciar por megafonía: "se han cancelado todos los vuelos para hoy". Parece ser que pasamos a ser prioridad 1 en los vuelos, pero la meteorología apunta que será malo. O sea, que no podrán volar.

En otras palabras, nos quedamos otro día más... desesperante.

Cambio de planes: a eso de las 15:00 horas, el segundo comandante nos dice que quién quiere desembarcar. Parece ser que van a subir a unos cuantos desde la base chilena Frei, y como no tienen más suelo ya para tirar más mantas y sacos, que a unos cuantos nos pueden mandar para tierra. Supongo que será algo así como un trueque con la base, puesto que los que embarcan creo que son chilenos.

Yo me apunto voluntario. Total, para estar mal-durmiendo en el suelo o en un sofá, le doy una oportunidad a la base. Con un poco de suerte me toca cama y todo... Parece ser que en la base no hay internet, lo que no le gusta a mucha gente.

Qué más da! ...por lo menos hay cobertura de móvil.

Víctor decide que nosotros 5 desembarcamos. También se bajan los 9 búlgaros, Fede (el encargado de embarcaciones de la UTC Juan Carlos I) y Andrés (el brigada de la Gabriel de Castilla).

Cargamos todos nuestros bultos en la zodiac y desembarcamos primero Víctor y yo.

Justo tras desembarcar todos nuestros bultos, la zodiac tiene problemas con el motor. Se tiran casi 45 minutos tratando de arrancarlo.

En este tiempo, nos dicen unos militares de la Fuerza Aérea Chilena que cómo que no nos vamos en el avión de DAP que sale en menos de 1 hora. Se nos ponen los ojos como platos.

Le digo a Víctor que llame a Mario Manrique en Ushuaia, para ver qué podemos hacer y si podemos aprovechar la oportunidad. Éste nos dice que no tiene ni idea de la existencia de este avión, y que tratará de averiguar lo que pueda.

Después de unas cuantas llamadas de Víctor y un poco de desconcierto, nos dicen que, como favor personal a Mario, nos permiten 5 plazas en ese avión!! Eso ocurre justo cuando llega el siguiente grupo desde el barco.

Corriendo, nos llevan hacia el aeropuerto mientras tratamos de decidir quienes se van (ya habíamos descartado a los búlgaros :-) ... es que son 9 y seguro que no quieren dividir el grupo). Decidimos que Fede sea 1 de ellos puesto que su avión sale mañana (va a tener suerte). Nos quedan, por tanto, 4 plazas para 6 personas. Decidimos que se queden 2 personas de nuestro grupo para que, en el peor de los casos, no le toque a uno solo volver a España solo (en el caso en que el avión no salga mañana y no pueda coger el vuelo para España).

Por hacerlo breve, finalmente nos quedamos Víctor y yo en Frei, mientras los demás se van en el avión.

Avión de DAP despegando


Tratamos por todos los medios de poder irnos los 7, pero no pudo ser. Como dije, se trataba de un favor personal a Mario, y éste no quiso apretar más las tuercas (5 o ninguno, parece ser que le dijeron).

Así que, después de ayudar a cargar el material en el avión, tomamos posesión de la habitación (que volvemos a compartir, por cierto) y nos vamos a cenar.

Por cierto, nada que ver con cómo se comía en Gabriel de Castilla.

El comedor está como a 1.5 km de donde está el "hotel". Como hace "un poquillo de frío", nos llevan en un camión junto a un grupo de trabajadores californianos que están implantando un sistema de asistencia al aterrizaje en el aeropuerto.

Ya nos hemos estado enterando de cómo va aquí el tema de internet, cuales son las reglas de la base...

Aquí, en la misma isla, están también la base china y rusa. A ver si mañana nos acercamos a verlas un ratillo.

Antes de irse, el capitán del avión nos informó de que mañana haría mal tiempo por la mañana, pero que alrededor de medio día cambiaría a bueno. De hecho, nos dijo que tenía ya planeado un vuelo para después de las 12 horas. A ver si es verdad, y si podemos cogerlo.

En paralelo, tenemos que buscar alguna alternativa para Víctor y para mi, en caso de no poder coger el vuelo de vuelta a España.

En fin, a ver qué pasa mañana. Seguiremos informando.

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