lunes, 11 de enero de 2010

Día 3: La ansiedad y frustración aumentan

Hoy ha sido el día más lluvioso de los que hemos estado aquí. Por aquí se debe haber roto algo porque aquí cae agua a manta. La temperatura es agradable, pero es que ya es demasiada agua, de verdad!

Las últimas noticias que recibimos por la mañana eran, sin que nos dieran muchas más explicaciones, que faltaba una pieza todavía por llegar. Eso haría que, como poco, saliéramos el 14.

Inicialmente teníamos previsto que llevaríamos hoy las maletas de los equipos a la empresa Wouk para que ellos la pasaran a través de la aduana portuaria. Después de estas noticias, Wouk decidió "que para qué hacerlo hoy. No hay prisa. Ya lo haremos cuando el barco esté arreglado".

Así que, como no había otra cosa mejor que hacer, rumbo al centro de la ciudad otra vez.

Yolanda y yo nos pasamos por la empresa de logística Wouk para que nos contaran qué pasaba y cuáles eran los últimos planes. Nos dijeron que la pieza que falta por llegar está en el aeropuerto de Buenos Aires, pero que no la pueden mandar "porque es muy voluminosa y las maletas de los pasajeros tienen prioridad en la bodega del avión"... en fin, esto resulta un poco desesperante. Se supone que sale "mañana" (los mecánicos de Navantia llevan esperando 6 días ese "mañana").

Por otro lado, confirmamos que ya teníamos autorización para poder pasar al barco y presentarnos al capitán.

Después de dar unas cuantas vueltas por ahí, visitar el museo de los Yámana y probar la centolla de la zona, nos fuimos todos al barco.

Primera toma de contacto con el barco


Por dentro todavía parece más pequeño que por fuera. Bueno, pero los camarotes parecen cómodos... no, si aquí el que no se contenta es porque no quiere.

Tomás, el mecánico jefe de Navantia me enseña la sala de máquinas del barco, con sus dos motores de 8 cilindros cada uno. Entre sus comentarios de desesperación y frustración me cuenta que lo que ha ocurrido es que un cilindro ha gripado y se ha hecho añicos. Las piezas que quedan por llegar son el cilindro, la camisa, la culata y las válvulas de ese cilindro individual (cada uno de esos cilindros son individuales).

Además, algo que no se había identificado antes es que parte de ese cilindro que se ha destrozado ha alcanzado la turbina del turbo y también tienen que cambiar parte de ella. Esto implica que unas piezas y un mecánico especialista tiene que llegar desde España para poder hacerlo: 2 días más. Desesperante.

Balance total según Tomás: con suerte, el 15. Me transmite su frustración y desesperación.

También vemos los camarotes y las zonas comunes donde pasaremos los días de navegación.

Después de esto, vamos al Museo del Presidio y de la Marina, mojando mi frustración con el agua que sigue cayendo.

La antigua prisión donde se dice que estuvo Carlos Gardel


El museo no resulta muy interesante. Quizás lo más destacable es la gente con la que hemos estado conversando largo rato: un pintor que estaba exponiendo y realizando su obra en una de las galerías de la prisión, ahora convertida en sitio de exposiciones, y un cocinero-serigrafista que hemos conocido en la cafetería del museo.

En resumen, la gente de aquí es lo más destacable de esta ciudad (por ahora).

Por cierto, hoy me he enterado de que los grandes fuegos que dan lugar al nombre "Tierra de Fuego" eran hechos en la playa para indicar que una ballena había quedado varada. Los indíenas de hasta 20 km acudían al lugar para cortar y distribuir la carne de la varada.

1 comentario:

  1. Lo de que Gardes estuvo en la cárcel al parecer es una leyenda para atraer a los turistas.
    http://www.buenosairesantiguo.com.ar/carlosgardel5.html

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