sábado, 16 de enero de 2010

Día 8: La verdadera cara del Mar de Hoces

La crónica de este día hay que empezarla como a las 3 de la madrugada, hora a la que el Mar de Hoces empezó a dar la cara. Las oscilaciones iban de +/-30º y con algunas aceleraciones registradas por los acelerómetros del iphone de casi 1g. Vamos, para que tengáis una visión gráfica, casi nos tira de la cama. Tuvimos que usar un pijama de velcro que nos dieron. ;-)

Registro de las oscilaciones del barco


Afortunadamente, no duró mucho. Sólo unas cuantas horas. Tuvimos un mar 4 o 5, con fuerte marejada. A pesar de ello, el comandante etiqueta estos momentos como un Drake "medio".

A partir de este momento, la mar se relajó y ha sido muy suave casi todo el tiempo.

Una vez acostumbrado el cuerpo, incluso pudimos empezar a pensar en bajar de la cama ;-) Claro, eso no fue hasta las 12:30 - 13:00. Hasta entonces, posición fetal con culo pegado a la pared (para tenerlo como referencia, claro está).

Después de no haber cenado el día anterior y no desayunado esa mañana, ya tenía bastante hambre. Me fui directo a la "línea" (así le llaman al self service donde se recoge la comida) y cogí un par de filetes empanados que era el segundo plato del día. Me los comí tan rápido como me permitieron los vaivenes y, con la misma, los eché a la misma velocidad. Moraleja: no se puede comer tan rápido. Pero bueno, por ahora ha sido esa la única vez que he vomitado en todo el camino; lo que también me recuerda que ya perdí la porra.

Ya todos nos hemos hecho a estas condiciones, por lo que vamos deambulando por el barco con total normalidad.

Tras ese exceso de confianza, nos fuimos al puente en donde, curiosamente, la sensación de estabilidad es bastante mayor, a pesar de estar más alto. Otra curiosidad del puente es que la apreciación de la velocidad es notablemente menor. Casi parece que estás parado, cuando el barco va a los tradicionales 11 nudos (como unos 20 km/h, más o menos) de velocidad de crucero.





Atardecer desde el alerón de estribor


Como se ve en las fotos, pasados aquellos momentos más moviditos, el resto del día fue bastante bueno. Apenas había olas.

No obstante, es indescriptible la sensación de agua, más agua, y más agua... mires hacia donde mires. Te das cuenta de lo insignificante que eres...

En resumen, ya los días se van sucediendo de manera aburrida, puesto que tampoco puedes hacer más cosas. Ya nos queda poco para salir del Mar de Hoces.

1 comentario:

  1. :-) ya tenía ganas de saber más cosas :-) te encanta sentirte pequeñito,eh? Un besazo!!!

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